Síndrome piramidal o falsa ciática

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ES IMPORTANTE no autodiagnosticarse. Acudir a un profesional es el primer paso para vivir una vida activa y sin dolor.

El síndrome del piramidal, es una contractura o sobrecarga del músculo piramidal. Normalmente, este músculo tiende a contracturarse y puede provocar unos síntomas muy parecidos a los de la ciática.

Lo que realmente sucede en el síndrome piramidal es que por el espasmo y engrosamiento muscular se comprime al nervio ciático. Esto provocará una serie de síntomas irradiados hacia la pierna, característicos de la afectación de este nervio.

En el caso del músculo piramidal da dolor referido en la parte posterior del muslo sin bajar del hueco poplíteo (zona deprimida que se encuentra justo detrás de la rodilla), a diferencia del dolor ciático. De la misma forma, el espasmo del músculo piramidal puede activar a puntos gatillos de musculatura adyacente, como los músculos glúteo medio y menor. Estos sí dan un dolor referido a todo el miembro inferior, hasta el tobillo, en el mismo territorio de la ciática.

La causas del síndrome piramidal pueden ser:


Mala praxis deportiva: Desencadenando que el piramidal esté sobre utilizado, se agote y no pueda recuperarse, provocando una contractura dolorosa que genera los síntomas de este síndrome. Recomendación: respetar los tiempos de descanso, realizar estiramientos antes y después del ejercicio.
Escoliosis o dismetría anatómica de los miembros inferiores, provocando que  el músculo esté en tensión por la necesidad del cuerpo de mantener el equilibrio.
Disfunciones pélvicas o sacras, que tengan como causa o consecuencia una afectación de la tensión muscular.
Disfunciones en la esfera ginecológica/urinaria pueden afectar al piramidal.
Operaciones quirúrgicas en la región abdominal y la cadera. De forma frecuente provocan la formación de adherencias que alteran la estructura del tronco con lo que el músculo piriforme  se contraerá  de manera anormal para intentar mantener el equilibrio.

Síntomas del síndrome piramidal


El síntoma característico es el dolor o fuerte molestia punzante en la zona de la nalga, que a veces se acompaña de un hormigueo o acorchamiento.
También puede aparecer como un latigazo, como quemazón o incluso como un dolor sordo. Este dolor puede bajar por el miembro inferior con una amplitud distinta dependiendo de si estamos ante un músculo piramidal espasmado, con puntos gatillos activos, da un dolor desde la nalga hasta la cara posterior del muslo, sin sobrepasar la rodilla.
En el caso de que los puntos gatillos del piramidal activen los de la musculatura adyacente, siendo más frecuente en  el glúteo menor y medio, el dolor referido puede bajar hasta el tobillo, recorriendo toda la cara posterior de la pierna.

Por otro lado, si hay atrapamiento del nervio ciático por el músculo piramidal, el dolor pasa a todo el miembro inferior, recorriendo el mismo al trayecto de dicho nervio.

Además de estos síntomas, también puede sentir que estando sentados necesitemos cambiar frecuentemente de postura para intentar aliviar el dolor. Dificultad para cruzar las piernas. El dolor aumenta al estar un tiempo sentados, de pie, durante la marcha, al levantarse desde la posición sentado y llevar cargas

Mediante técnicas no invasivas de presión de los puntos gatillo y en caso de necesitad de forma invasiva con punción seca, podemos tratar y relajar el músculo piramidal. También es conveniente realizar masajes de descarga, revisar el resto de musculatura adyacente, realizar estiramientos de forma pasiva en consulta y enseñar al paciente ejercicios que pueda realizar en casa de forma precisa y pautada. Es importante también revisar las estructuras óseas que inserta el músculo, ya que por afectación en su movilidad y biomecánica, pueden causar tensiones en dicho músculo.

Si eres deportista o paciente, procura estirar.